El esfenoide corresponde a un hueso impar, central y simétrico el cual yace en la porción media de la base del cráneo. Se articula con el resto de los huesos craneales manteniéndolos unidos entre sí, en relación con el cráneo, la parte anterior del esfenoides se articula con el hueso frontal, de forma lateral con los temporales y por su parte posterior se articula con el hueso occipital. Se compone de un cuerpo central y seis prolongaciones laterales, estas son dos alas mayores, dos alas menores, y dos apófisis pterigoides. Las alas mayores parten de ambas caras laterales del cuerpo del esfenoides, forman parte de la fosa craneal media de la región postero-lateral de las órbitas, de la parte inferior de las fisuras orbitarias superiores y de la mayor parte de las fisuras orbitarias inferiores. Las alas menores surgen de la parte antero-superior de cada lateral del cuerpo del esfenoides, forman la parte posterior de la fosa craneal anterior, la región postero-medial de las órbitas, el techo de las fisuras orbitarias superiores y el canal óptico. Por otra parte el apófisis pterigoides tiene su origen en el punto de unión en las alas mayores con el cuerpo del esfenoides.
Fig.1 Vista anterior del esfenoides.
Fig.2 Vista posterior del esfenoides.
El esfenoides es el hueso más complicado que poseemos, y además
es el primer hueso en formarse en el feto, es por esto la importancia del
mismo, el estudio de la evolución de este hueso ha mostrado dar información
importante que ha significado incluso cambios en la postura de los homo sapiens.
Los estudios realizados sugieren que el cambio de la posición
del esfenoides ha implicado
transformaciones en la capacidad cerebral y además en las capacidades
cognitivas y cerebrales.
Dentro de las relaciones evolutivas que convergen en el homo
sampiens se muestran las siguientes estapas:
En primera instancia, hace 60 millones de años
en los prosimios se mostraba un esfenoides horizontal y plano como la mayoría
de los demás animales que poseían cerebro. Luego hace 40 millones de años, se
muestra el primer cambio de posición del hueso, específicamente en los simios
donde se tuvo una pequeña inclinación hacia abajo, lo que permitió un aumento
de la capacidad encefálica, los lóbulos occipitales obtuvieron más espacio y
así se logró el perfeccionamiento de la visión estereoscópica y probablemente
de la memoria visual. Posteriormente hace menos de 12 millones de años se
produjo una nueva inclinación hacia abajo, lo cual dio origen a los antropoides
un suborden de los primates que se caracteriza por un enderezamiento progresivo
del tronco, el aumento del volumen de la masa encefálica y la reducción del
esqueleto facial, lo cual implica un cerebro aún mayor en proporción al resto
del cuerpo. El nuevo cambio evolutivo se produjo hace unos 6 millones de años
con los Australopithecus, la inclinación del esfenoides se volvió a acentuar y
con ello se incrementó la capacidad neurocraneal, este género extinto de
primates homínidos ya eran capaces de desplazarse de manera bípeda y el tamaño
de su cerebro era similar al de los grandes simios actuales. Luego, hace 2
millones de años se produjo la misma inclinación del esfenoides hacia abajo, lo
cual coincidió con el total bipedismo.
Suzanne M., Nicolás M.
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